El otoño en Valencia es victoriano

Es otoño y las hojas marrones caen de los árboles.

Las que no lo son del todo, cuelgan de ellos, aferradas al viento.

Sin dejar de ser verdes, comienzan a tornarse oscuras

Y es que en casa siempre están igual las plantas

Porque tienen estabilidad.

Estabilidad de temperatura, luz y lugar. Eso es lo que ha caracterizado desde siempre a los humanos, ponemos orden en el caos. Creamos un hogar al que, por muy caótico que sea nuestro día a día, sabemos que vamos a llegar a su tranquilidad, esencia de ese pedacito de mundo que es nuestro espacio. Que no va a hacer tanto frío como fuera. No sentiremos el viento ni seremos acuciados por la lluvia. Estabilidad.

Por las noches sofá, mantita y peli, o libro, o serie a la luz cálida de las bombillas.

El otoño es irascible, cambiante, incierto. Como 2020. Cuarentena, calle, mascarilla. Toque de queda, aislamiento, distancia de seguridad. Con todo y pese a todo, seguimos sonriendo (o lo intentamos), continuamos construyendo. Continuamos luchando por devolver la estabilidad a nuestras vidas.

Hoy @M.Font_ y @Linboni (Maria del Carmen Font Nieto e Ionela Bona, respectivamente) nos traen el segundo capítulo de las crónicas de otoño. Esta vez emplazadas en un estudio de tatuajes de Valencia, Vieja Escuela Tatoo, que han creado un acogedor salón dentro de su local.

Podría definirse como Barroco por lo sobrecargado que es y Victoriano por el mobiliario que lo invade. Nos ha encantado poder realizar allí la sesión por la luz cálida que encajaba con el reto que estamos realizando (las crónicas fotográficas con diferentes intensidades de luz), y la amabilidad con la que fuimos tratadas. Todos los cautivadores y curiosos detalles que conforman el salón de tatuaje hacen de éste un lugar con historias, anécdotas, esencia y personalidad propias. Creo que ello se ha visto reflejado en las fotografías y en la reflexión obtenida de éste segundo capítulo.